(PEQUEÑO BITÁCORA DE UN ÉXODO REPENTINO)
Hoy hemos dejado nuestro hogar. En mi interior detecto un extraño cúmulo de sensaciones aprensivamente dolorosas. Cierne la noche sobre el rojizo del cielo. Veo a obreros, ambulancias y almas valientes reparando las heridas de esta afligida ciudad. Cojo el desvío del norte. Diviso el límite y al rato llego. Aguanto la respiración.
Por fin cruzo la frontera con el volante en mis manos. Carreteras y lugares que se pierden con el paso de las horas. Sombras vienen, sombras van. Destellos de luces a cien kilómetros por hora. El retrovisor me muestra el dormir de las chicas, y entretanto, sigo conduciendo responsable del buen destino de sus sueños.
"El Mingus"
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