sábado, 25 de enero de 2020

DECIRES


Dicen que tenia un talento fuera de lo común. Sopló y sopló líricas vertiginosas de portentoso jazz. Rondó antros, teatros y auditorios. Sincopadas músicas nocturnas guardadas para la posteridad entre las surcadas circunferencias de vinilos negros. Dicen que subía a visitar galaxias y descendía a los infiernos inyectando veneno en sus venas. Dicen que danzó con un sinfín de amantes bajo las tenues luces de la lujuria. Y también dicen, que aquella noche durante su actuación en un club de Manhattan, llegó su compañera sentimental empuñando un manojo de celos en un calibre treinta y dos. Le disparó a quemarropa, guardando su amor sangriento entre los confines de las tinieblas de la muerte. Y es que ya lo decían, no se llevaban muy bien.
                                      (El Mingus)


                                                                 

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