“Aquella historia tendría que fraguarse al desnudo, sin la distancia simulada de la tercera persona. Sólo la utilización del Yo, palabra hermosa y aterradora, lograría llevarme de vuelta al lugar al que precisaba ir”
(Harry Crews)
Hasta los confines confinados por confidentes que confabulan confidencias y confiscan a la ambigua libertad, en profundas incertezas de un viaje pasajero que cuestiona a bocajarro el porqué de todas y cada a una de las cosas.